Sancho, tras la muerte de su señor Don Quijote, sufre un accidente a lomos de su pollino que le hace perder la memoria de los sucesos que le acaecieron con el glorioso hidalgo. Por supuesto sabe que está casado con Teresa Panza y que tiene instalado el refranero en su lengua, pero, aunque le sorprende su desconcertante habla caballeresca, no recuerda nada de su inmediato pasado. El cura, el barbero y Sansón Carrasco aprovechan la feliz circunstancia para seguir manteniéndole en la inopia, no le vaya a dar ahora al rústico por desfacer agravios y enderezar entuertos. El sorprendente final, de ecos unamunianos, pondrá a nuestro Sancho sobre las huellas de Rocinante, propiciando, su fiel Rucio, la deseada anagnórisis de su mentecato amo.
Obra interpretada por un solo actor que, en un ejercicio de maestría interpretativa, se desdobla, en los diferentes personajes. En su soliloquio dialogará con otros grandes arquetipos de nuestra literatura: el príncipe Segismundo devenido en bestia, nuestro incorregible Don Juan que se cuela en un célebre y festivo episodio y nuestra vieja y barbuda Celestina, que se empeña en leer la mano a nuestro genial escudero. Entre escena y escena, homenajes de otros escuderos y romances de cordel o de ciego sobre célebres episodios quijotescos.
Un retorno de Sancho al Quijote sin Don Quijote cuya única meta válida es descubrirlo en su interior. Porque Don Quijote sabía quién era: “Yo sé quien soy y sé que puedo ser”. Ahora le toca a Sancho…
Intérprete: Jacobo Gallego
Diseño de iluminación y sonido: Rosa Herrera / Música: Mixtura- Juan José Robles y Carolina Palencia / Vestuario: Rafa Solís / Escenografía y atrezzo: Bravorante Producciones y Espadas “Mariano Zamorano” / Video y fotografía: Produciendo S.L
Ayudante de producción, distribución y diseño gráfico: Alicia Moreno